Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
CRÓNICA DE LOS REINOS DE CHILE



Comentario

Capítulo CXXX


Que trata de cómo fue proveído don García Hurtado de Mendoza por gobernador y capitán general de las provincias de Chile

Y tengo dicho de cómo despachó el gobernador don Pedro de Valdivia a Gerónimo de Alderete a España a sus negocios. Y en este tiempo los naturales de la provincia de Arauco se rebelaron [y] yendo a la pacificación del alzamiento con ciertos españoles, hubo una batalla con los indios, donde fue desbaratado y muerto. Sabido en España esta nueva, Su Majestad hizo a Gerónimo de Alderete gobernador y capitán general de las provincias de Chile, y en esta sazón había proveído Su Majestad al marqués de Cañete por visorrey de los reinos del Pirú, los cuales embarcaron en la ciudad de Sevilla en una armada para pasar al Nombre de Dios. Y en Panamá de cierta enfermedad Gerónimo de Alderete fue difunto.

Llegado el visorrey don Hurtado de Mendoza a la ciudad de los Reyes donde reside la Audiencia Real, y entrando en acuerdo los oidores en los estrados reales en viendo la necesidad que las provincias de Chile tenían de una persona que gobernase, porque los procuradores que habían enviado estaban diferentes, porque unos pedían a Francisco de Villagran y otros pedían a Francisco de Aguirre. Informado de las cosas que habían pasado, y que proveer a ninguno de aquellos capitanes que los procuradores pedían haya inconvenientes, e que la necesidad que tenían era de gente, y si no había persona que la llevase del Pirú, no iría, y viendo la necesidad que había, en acuerdo se proveyó a don García Hurtado de Mendoza, su hijo, por gobernador y capitán general, de la suerte que Su Majestad lo había dado a Gerónimo de Alderete.

Y con este proveimiento fueron contentos los procuradores, porque no se podía proveer a persona que más necesaria fuese en aquellas provincias, por ser los indios belicosos, y yendo su persona saldría mucha gente del Pirú, y de otra manera había muy pocos que fuesen. Y viendo el provecho que redundaba al servicio de Dios y de Su Majestad para aquellas provincias, se le dio la provisión, y publicada se le vinieron a ofrecer muchos soldados y algunos vecinos de los reinos del Pirú, para venir con él la jornada.

Escomenzó a proveer a los soldados de cosas que tenía necesidad para la jornada. Envió por tierra a don Luis de Toledo con ochenta hombres y doscientos caballos, avisándole que por doquiera que fuese, no hiciese daño a los naturales. Y luego dio orden en mandar proveer los navíos que tenían en que él había de ir, y proveerlos de bastimentos y cosas necesarias. Trajo consigo dos letrados religiosos para tomar sus pareceres y cómo se había de hacer la guerra y los requerimientos que había de hacer a los indios como Su Majestad lo mandaba, el cual era uno de ellos fray Jil Gonzáles de San Nicolás, de la orden del bienaventurado Santo Domingo, y el otro era fray Joan Gallegos, de la orden del señor San Francisco. Llevó consigo muchos casados con sus mujeres e hijos.

Y llegado el tiempo para la navegación, se embarcó con trescientos hombres, postrero día del mes de enero de mil y quinientos y cincuenta y siete. Llegó al puerto de Arica, y tomó bastimento y luego se hizo a la vela para seguir su viaje. Y con el trabajo que tengo dicho de la navegación de esta costa, llegó al puerto de la ciudad de la Serena.